lunes, 22 de septiembre de 2008

VISITA

Bajás del auto y decís, tocando tu cartera de Kitty:
–Traje caramelos para compartir.
Es tu primera visita, sola, sin mamá ni papá. Y agregás:
–Mi hermana no viene porque es chiquita.
–No, no viene. Cuando sea más grande va a poder venir.
–Es linda tu casa. Yo vine una vez y me escondí en tu placard.
–Sí!, no había muebles todavía, ¿te acordás? Nos tomamos el colectivo con mamá y Pau.
–Sí...

Elegís jugar en mi cuarto. Y sentarte en el piso. Desparramos las pinturas para jugar a la peluquería. Al rato te aburrís, querés que te lea un cuento. Mirás los estantes.
–Vos tenés libros, yo tengo muñecas.
–Es verdad. Pero vos también tenés libritos.
–Vos me regalaste.

Voy a la cocina a ver si está listo el bizcochuelo. Me seguís.
–¿Vos por qué te quedaste sola?
–No me quedé sola, vivo sola, pero vienen Fede y mis amigas a visitarme. Me gusta estar sola, y también me gusta que vengan a visitarme. Como vos hoy.
–Ah.

Tomamos la merienda. Mirás el individual que te puse.
–A mí me gustan los manteles de princesas...
-Éste es un mantel de princesa. La nena tiene una coronita, ¿no ves?
–De princesas de las de Cenicienta, Blancanieves...
–Ah, de Disney.
–Sí, de Disney.

Encontrás un cd dentro del libro de Blancanieves.
–¿Vemos el cd?
–Mirá que no es peli, Moli, es audio nomás. Es una voz que te cuenta el cuento. ¿Lo pongo igual?
–Sí. Tengo sueño.
–Nos metemos en la cama y escuchamos, ¿querés?

Empieza el audio...
–¿Qué son esas cosquillitas?
–¿? Ah, son dibujos de la pantalla (no sé cómo explicar las imágenes del Media Player).
Por un rato parecés concentrada en el cuento. Pero sacás un anillo de abajo de las sábanas y me gritás en el oído:
–Mirá este anillo re lindo, tía!! Es un anillo para casarse!!
–Qué lindo, Moli, es de princesa.

Te quedás callada un rato.
–¿Yo con quién me puedo casar? ¿Con vos? (Te reís).
–¡Estás loca? (Me río). ¿Cómo te vas a casar conmigo?
–¿Quién es mi príncipe azul, tia?
–Algún chico del jardín...
–Mmmm...Nicolás. No, mejor papi.
–Pero papi es el prícipe de tu mamá.
–Mm... Ya sé, mejor cambiamos. Vos con papi y yo con tu príncipe Federico.
–Dormite, Moli. ¿No tenías sueño?