domingo, 13 de julio de 2008

Cumpleaños

Lo triste de los festejos, cualquiera de ellos, son las personas que no están. Y los cumpleaños, prueba concreta del paso del tiempo, nos enfrentan con esa realidad.
La naturaleza es sabia en eso también: las ausencias son más llevaderas cuando nuevas presencias se suman al festejo. Ellas, que esperan ansiosas soplar las velitas para "ayudar" a apagarlas o no pueden guardar el secreto de un regalo, son quienes nos recuerdan que estamos en movimiento.

La abuela hubiera almidonado un mantel, sacado la funda a los sillones y armado un ramo de fresias. Sobre el mantel, una pastafrola en su mejor bandeja, blanca con volados.
Feliz cumpleaños, pichona.