Dejé pasar un subte aunque venía semivacío, y me senté a esperar. Nunca había hecho algo así, me limitaba a que las cosas ocurrieran, sin provocarlas. Pero la atmósfera bajo tierra me daba confianza. Entonces apareciste, con una media sonrisa en los labios, como adivinándolo todo.
Te esperaba y sin embargo me sobresalté. No supe qué decir. ¿Qué se dice cuando está todo dicho? Traté de justificar mi presencia allí: "Voy a una fiesta de disfraces". Era cierto, pero me pareció una mentira. No me acuerdo qué más dije ni que me respondías. Estábamos cerca y el movimiento del vagón era dulce. Imaginé cómo sería un beso, sin animarme a darlo.
El momento pasó y nos depedimos, ya en la calle, con la promesa de un encuentro.
M.M.